“MI ÚLTIMA LÁGRIMA”
POV
WOOHYUN
Abrí de poco mis ojos,
sintiendo como todo mi cuerpo dolía. Aquella luz cegándome los ojos, era muy
brillantes ¿estaba muerto? Eso esperaba,
ya no quería estar más en este mundo que era un infierno, quería mover mi mano,
sintiendo unos cables, abrí mas mis ojos para mirar alrededor, la habitación
blanca.
La televisión sonando al fondo, ladee
mi rostro para mírala, deje salir un bufido al ver que aún seguía vivo.
—
Joven
Nam, me alegro que despertara — dijo aquella chica, realizando una reverencia—
—
¿Por
qué regresaste? Mis padres te han dado el día libre ¿Por qué has regresado? —
levante un poco la voz, viendo cómo se encogía en su asiento—
—
Lo
siento, solo que sabía que estaría solo, así que regrese para ayudarle a preparar
las comidas—
Miré como agachaba su
rostro, negué repetidas veces, no me gustaba que lo hiciera por lástima, porque
así todos me veían en aquella casa, los únicos que me trataban igual eran
aquellos guardaespaldas que me trataban como basura.
—
¿Le
has dicho a mis padres? — pregunte preocupado, dándome cuenta que estaba en el
hospital—
Miré como negaba,
diciendo que tenía un conocido y me había traído en aquel hospital, y sabia la
clase de padres que tenía, le agradecido por aquello, me levante de la camisa
para ver cómo me detenía.
—
Aun
no puedes irte—
—
Tengo
que irme antes de que mis padres regresen—
Miré como suspira y mordía su
labio, la Miré confundido.
—
Ellos
regresaron, pero se volvieron a ir ayer, les comente que te habías ido a clases
—
—
Gracias
— dije sin mirarle—
—
Como
también he mandado un mensaje por parte
de tu madre que no ibas asistir toda la semana —
—
¿Toda
la semana?—
—
Joven
Nam, ha estado durmiendo por una semana, perdió mucha sangre —
Me quede callado por
aquello, contándome que si llegaba tarde yo hubiera muerto, y eso es lo que
deseaba, ya morirme para no seguir soportando cada humillación y golpe. Y le confesé
aquello, necesitaba gritarlo, decirle que ya no quería estar en este mundo.
Ella me miro con
lastima, lo que más odiaba, gritándole que se largara y que me dejara solo, tenía
que salir de aquí, Miré mi ropa reposar en uno de los muebles que no dude en
tomarlas y cambiarme. Tratando de salir desapercibido, Miré por el pasillo que
se encontraba solo.
Logrando salir del
hospital tome un taxi, indicándole que me llevaba hasta mi casa, solo esperaba
que mis padres nunca se enteraran que había faltado a clases. Para cuando
llegue a mi casa, le pague al taxista, sintiendo un poco adolorido, la venda
apretaba mi abdomen, de seguro se había dado cuenta de las costillas rota y los
golpes que a diario recibía.
Me encamine hasta mi
habitación, dejándome caer en mi cama, esperando que mañana fuera diferente. Y
lo fue, ahí me esperaban aquellos chicos, con una sonrisa burlona, trate de
pasar por un lado pero me tomaron de la mochila.
—
Por
qué el niño fenómeno falto a clases —
No conteste, no podía
decirles que trate de suicidarme, más motivos les daría para reírse, sentí como
me tomaban del cabello.
—
Hoy
te toca un baño —
Susurro uno cerca de mi
oído, estremeciéndome por aquel comentario, me tomaron de los brazos para
llevar directo al baño, ¿Qué podía hacer? Solo los seguí en silencio dejando
que me hiciera aquello, escuchando sus risas cuando me dejaron empapado de agua
por el baño.
Suspire cansado, me
incorpore para mirarme en el espejo e irme a cambiarme, tenía que apresurarme y
llegar a clases, obteniendo las miradas de todos mis compañeros, el profesor
negando repetidas veces pero alegrando que regresara.
Esperando que me
encontrara mejor, le dedique un asentimiento de cabeza para acomodarme en mi
asiento, mirando aquellas marcas en mi mesa.
“Fenómeno” “Muérete”
“gente como tú no debería existir” “solo eres un estorbo para tu familia” “eres
una porquería de persona”
No resistí más y oculte
mí rostro en mis brazos, ignorando por completo todo lo que el profesor estaba
diciendo, sintiendo que si lloraba ellos se reirían de mí, quedándome dormido,
para ser despertado por el conserje.
Había pasado todas las
clases durmiendo, preguntando que si me encontraba bien, mirando mi silla y
negar molesto.
—
Estos
mocosos—
Tomo mi asiento para
llevárselo, suspire para tomar mis cosas e irme de ahí, alegrándome que ellos
ya no estaban, me encamine en silencio, recordando cada una de aquellas
palabras, y tenían razón, era una porquería mi persona.
Me encamine hasta un súper para
comprarme algo de comida, viendo a la chica que me dedicaba una sonrisa.
—
¿será
todo? — asentí sin despegar mis ojos de ella— ¿acaso no sonríes? — pregunto
confundida—
¿Sonreír? Deje de
hacerlo cuando mi abuela vivía, no tenía emociones, a nadie le importaba como
me sentía, le pague sin decir nada para irme hasta mi casa. Mirando el carro de
mis padres habían vuelto, me adentre a la casa para mirarles en la sala,
disfrutando una película.
Mi madre mirando la
televisión, mientras que mi padre revisaba el periódico, sus ojos se encontró
con los míos para ignorarme, me encamine hasta la cocina para prepararme algo
de comer, viendo aquella chica que me ofrecía un plato.
No dije nada para comer, dejándome
un bote de pastillas con una nota.
“Debes
tomarlas cada ocho horas, es para desinflamar las costillas”
Miré como tomaba aquel
cesto de roba y se iba, aguarde el bote de pastilla cuando mi madre entro a la
cocina.
—
Necesito
que te vayas de la casa este fin, por lo menos 5 horas —
Asentí sin replicar,
susurrando que daría una fiesta para mi padre, por motivo de llamar la
atención, como a ellos les gustaba, tome mi plato para llevarlo al fregadero y
limpiarlo. Ahora tenía que ver en donde quedarme, sus fiestas terminaban
siempre a tales horas de la madrugada.
Quedándome dormido en
una banca de un parque, un árbol para evitar cualquier peligro, podría rentar
un pequeño cuarto, me daban dinero sin importarles en que me lo gastaba.
Suspire para irme a mi cuarto, me senté en la orilla de la cama, para mirar
aquella caja, ¿aun estaría la navaja?
Negué repetidas veces,
para acostarme y taparme por completo, no servía en cortarme alguien me
encontraría y le diría de nuevo a mis padres.
Sentí como de poco a poco mi cuerpo comenzaba a relajarse.
Solo esperaba que mañana ellos no
fuera….
~*~
Corrí por todas las
calles concurridas, ¿acaso esperaban que saliera de casa? Sentí como mi cuerpo
comenzaba a cansarse, escuchaba sus risas, la gente mirando y haciéndose a un
lado, terminando por tirar a un chico, que solo me disculpe y seguí corriendo.
No podía detenerme, ellos volverían
a lastimarme, sintiendo como mi cuerpo pegaba a una pared.
—
Ibas
a un lado fenómeno —
Miré su sonrisa burlesca, sentí mis
ojos llorosos, para negar y verlo suplicante.
—
Por
favor, déjame ir — Miré como reía—
—
No
puedo — acaricio mi mejilla, sintiendo como mi cuerpo se estremecía— sabes eres
lindo—
Sonrió, aquella sonrisa
que no me gustaba, sus ojos viajaron por todo mi cuerpo, para ver cómo me
soltaba y los otros llegaban.
—
Bien
hecho Baekho — comento uno agitado—
Recibiendo de pronto un
golpe en mi mejilla, cayendo con aquel golpe, sintiendo una patada en mi
pierna, sus risas causando un dolor de cabeza, sintiendo que pronto a pronto mi
cuerpo comenzaba a doler.
—
¡Ey
ustedes! — escuche—
—
Vamos
la policía—
Miré como se iban
corriendo, escuchando una advertencia “no más comentas algo” dijo uno de
ellos, trate de levantarme, para evitar el policía.
—
Espera
—
No hice caso y solo me
fui de ahí, no iba a poder ir a clases,
como tampoco podía volver a mi casa de nuevo, como pude llegar aquel pequeño
parque que se encontraba por mi casa, esperaría que se hiciera la hora.
Escupí un poco de
sangre, mi labio de nuevo se había partido, ¿acaso no se cansa de molestar a la
misma persona? Limpie mis mejillas, no merecía ni llorar por mi patética vida.
Mis ojos se pasearon por todo el parque, mirando a esos niños que sonreían sin
ninguna preocupación.
Sus padres jugando con
ellos, ¿Cómo hubiera sido mi vida si ellos me amaran? ¿Cómo sería sentir el
cariño de mi madre? Muchas preguntas y todos con una misma respuesta, Miré aquella señora dándole un beso en la
rodilla a esa niña que lloraba por haberse caído.
¿Ella también lo haría?
Sonreí de alado
sintiendo mi pecho estrujarse, ella me hubiera pegado, gritándome lo idiota que
era, Miré a un padre jugar con su hijo
con la pelota, él jamás lo había hecho, en cambio jugaba a cansarse y pegarme
por toda las cosas que hacia mal.
Para ellos todo lo que
hacía estaba mal, nada podía hacer porque se desquitaban a golpes, cerré mis
ojos por un momento, tratando aunque sea imaginarme mi vida como aquellos
niños, donde mi padre estaba jugando
conmigo a la pelota y mi madre me besaba la mejilla por saber golpear la
pelota.
Pero todo eso pasaba
cuando los punzantes dolores aparecían de repente, convirtiéndose en negro
aquel día soleado y ver aquellos padres amorosos convertirse en unos
abusadores.
Abrí mis ojos para
mirar como de poco el tiempo pasaba, decido en volver y esperar que mi padre no
estuviera, había escuchado que iba a tener mucho trabajo, pero lo estaba, se encontraba hablando con
uno de sus compañeros.
—
¿él
es tu hijo? — pregunto sonriente—
—
No,
el solo es el hijo de la sirvienta—
Hice una reverencia
para seguir mi camino, quedándome en el patio hasta que aquel tipo se fuera, para
cuando llego la hora mi padre avisándome lo mismo que mi madre que no me
querían ver por la casa.
Ahora solo tenía que ver si rentaba
un cuarto solo por una noche.
~*~
Aquel día que tanto
esperaban mis padres habían llegado,
tome mi mochila para irme a buscar donde quedarme a dormir, llegue aquel
parque para comprarme algo de comer, mirando a las parejas que se encontraban
en aquel parque.
Deseando a alguien que
me amara de aquella manera, pero sabía que nunca lo conocería, jamás iba a
conocer alguien que me quisiera con aquel problema. Suspire con tristeza, para
mirar como aquel grupo de chicos venían con aquellas chicas.
No dude en tomar mis cosas e irme
de ahí, no quería problemas, no quería que me siguiera.
—
Mira
ahí va el fenómeno—
No dude en correr, para
ver cómo me seguían, sobre todo Baekho, había visto aquella sonrisa, aquellas
palabras que me había dado, por estar distraído en mis pensamientos que no me
había fijado que había caído por culpa
de un señor.
Que me grito, los chicos me tomaron
de la ropa para no huir.
—
Déjeme
por favor — suplique para mirar como reían—
—
No
creo que eso pase — comento Baekho— sabes quiero un poco de diversión —
comento, sonriendo con burla—
Mi cuerpo se estremeció
cuando sentí su brazos rodear mi cintura, llevándome a la fuerza aquel callejón
oscuro, trataba de liberarme, pero era más fuerte que yo, mi corazón se detuvo
cuando comento a sus amigos que cuidaran, sentía que mis ojos comenzaban a dolores
por el llanto que avecinaba a salir.
Me arrojó contra unos
botes de basura, la luna dando un poco de luz en aquel callejón, mirando su
rostro divertido y lleno de deseo.
—
Es
una lástima que tu primera vez sea aquí —
Comento con burla, Miré
como bajaba aquel cierre de su pantalón, para mirar cómo se me echaba de
encima, patalee para que me dejara, mis brazos intentaba golpearlo, pero solo
había recibido un golpe y los había tomado con fuerza.
Sus labios se hicieron
en mi cuello, sintiendo como dejaba escapar un sollozo, sus manos viajaron a bajarme aquel pantalón
que llevaba puesto.
—
Por
favor no lo hagas — suplique llorando—
Lo único que recibía
como respuesta era una risa de su parte, su mano tomo mi miembro para comenzar
a masturbarlo, mis manos viajando a sus mansos para detenerle.
—
¡Ayúdenme!
—grite con fuerza, sintiendo como se ahogaba con mi llanto—
—
¡CALLATE!
—
Grito dándome un golpe,
deje que mis lágrimas empaparan mis ojos, sintiendo como abría mis piernas,
¿Qué caso tenia intentar liberarme? Ya lo estaba haciendo, grite de dolor al
sentir como su miembro se introducía con
fuerza, sintiendo ardor y dolor a la vez.
—
Estas
tan estrecho — susurro cerca de mi oído—
—
Sácalo
me duele — suplique con llanto—
Rio con fuerza para
tomarme del cabello y ver sus ojos llena de burla, susurrándome que desde ahora
me convertiría en su putita, que solo era un fenómeno que no debería de haber
nacido, y no sé si iba a resistir más en escucharlas.
Me envistió con fuerza,
cada estocada era un dolor, sentía que poco a poco me destruía por dentro,
quería que parara, quería que no me tocara, quería pensar que todo esto era un
sueño, un sueño que al despertar tendría otra vida, pero aquel dolor y grito que
deje escapar de mis labios me habían sacado a la realidad.
Mis ojos dieron con los
de él una vez que se había venido en mí, riéndose por lo fácil que había resultado, Miré como arreglaba sus ropas para
dejarme ahí. Abrace mi cuerpo, me había violado, oculte mi rostro en mis
piernas, no iba a poder seguir viviendo de aquella manera.
Tome mis prendas con
cuidado, sintiendo como algo escurría por mi cuerpo, como pude me coloque mi ropa, me sostuve en
la pared para salir de aquel callejón, ignore toda la gente que solo me miraban
pasar, para mirar aquel edificio a lo lejos.
¿Sería lo correcto?
Me encamine hacia aquel
edificio, tomando las escaleras, cada paso que daba, venían los momentos con la
abuela, los momentos y únicos felices que había pasado en aquella edad, para
sentir como seguía llorando al recordar el primer golpe que mi padre me había
dado después de que la abuela se había ido de mi vida.
La primera vez que
aquellos chicos comenzaron los golpes, las humillaciones, cuando toda la
escuela se enteró de aquel problema, que para mi abuelo no lo era, pero para mí
sí. Sentí el golpe de aire, mirando las luces de la ciudad, me encamine hasta
el borde de aquel edificio, para subirme con cuidado y mirar lo alto que
estaba.
Recordando cuando mi
padre me había gritado lo patético que era, las veces que me había rechazado un
abrazo, las veces que me gritaba el fenómeno que era y las veces que deseaba
que estuviera muerto.
Cerré mis ojos
sintiendo la brisa del viento, me estaba recibiendo, era momento ya de irme, no
quería seguir aquí, iba a dar un paso cuando escuche aquella voz.
—
¡No
lo hagas!— gritaron, Miré sobre mi hombro para mirarlo —
Volvió a decirlo,
mirando aquellos pequeños ojos que me miraban preocupado, sonreí de alado
sintiendo como resbalaba una lágrima.
¿Sera mi última lagrima…?
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